BICENTENARIO DE LA BATALLA DE FUNES, 16 DE OCTUBRE DE 1809, PRIMERA DE LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA
El 10 de Agosto de 1809, inicia el más importante período de la historia de América, el de la Independencia. El inmortal pronunciamiento fue enseguida comunicado a más de mil sitios a los cuales se remitieron sendos correos extraordinarios, entregando la seña de la insurrección continental. De modo inmediato, Quito abre acción militar contra el imperio español y envía un ejército que se fortificó desde Otavalo hasta Tulcán y se organiza como objetiva expresión material de la calidad libertaria de la Revolución quiteña, la invasión al territorio norte de la Provincia de los Pastos (Ipiales, Túquerres y Pasto), región ésta que se iniciaba en el corregimiento de Ibarra y se extendía hasta los alrededores de Popayán. En la confrontación de Funes, en la que hubo al menos dos batallas principales y varios combates, se expresa la condición internacional del 10 de Agosto. Las tropas de los ejércitos quitenses fueron enviadas por la Junta Suprema a fines de agosto de 1809, es decir, de modo inmediato al alzamiento inmortal.
Toda la sociedad carchense adhiere a la Libertad, de modo objetivo y mucho antes que otras colectividades en América. Terratenientes, campesinos, comerciantes y clero, abrazaron inmediatamente a la revolución como veremos documentalmente en el libro que se presentará en octubre: “Las guerras libertarias de Quito, los próceres olvidados de la Independencia”. Igualmente se adhirieron muchos ipialeños y nariñenses.
El historiador colombiano Dr. Gerardo Guerrero Vinueza señala que “posesionada en Quito la junta gubernativa o suprema bajo la presidencia del Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar, se enviaron comunicaciones a los cabildos de Popayán y Pasto, irrumpiendo así la paz y el sosiego de los gobernantes y las comarcas”. “…Desde ese momento se esfumó la tranquilidad de los pueblos por largos años…. El gobernador de la Provincia de Popayán, D. Miguel Tacón hizo conocer la mencionada comunicación al cabildo de Popayán, que decidió que debía reputarse sediciosa, criminal y ofensiva a la soberanía, la conducta de D. Juan Pío Montúfar”, contestándole al Marqués, que la provincia de Popayán “ha sido y es escrupulosamente fiel a sus soberanos y con especialidad al Señor D. Fernando VII –el muy amado- para que acceda a una rebelión contra su autoridad real y la de sus ministros”.
· Integración del ejército quiteño, con grandes contingentes del Carchi.
El historiador cuencano Manuel María Borrero nos informa que las tropas que se hallaban en Tulcán como primer cuartel general eran las siguientes:
1. Primera compañía de Ibarra, con sus comandantes, Teniente Carlos Rivadeneira y Subteniente José María Paredes con 77 hombres.
2. Segunda compañía de Ibarra. Comandantes Tnte. José Reyes y Subtnte. Tomás Moncayo, con 77 hombres.
3. Tercera compañía de Ibarra y Caranqui. Comandantes Cap. Antonio Espinoza de los Monteros, Tnte. Miguel Carrasco y Subtnte. Pedro Velasco con 53 hombres.
4. Compañía de Puntal. Comandantes Tnte. Elías Bolaños y Subtnte. Manuel Grijalva, con 77 hombres. 5. Compañía de Tusa. Oficiales Cap. Melchor Freyre, Teniente Marcelino Narváez y Subtente. Miguel Narváez con 79 hombres. El escritor Leopoldo Tobar indica que hubo 3 sargentos, 3 cabos y un tambor en esta compañía. 6. Primera compañía de Tulcán, con sus oficiales Capitán Doctor Manuel Freyre, Teniente Juan Antonio Burbano y Subteniente Manuel Landázuri, con 78 hombres. 7. Primera compañía de Otavalo, Teniente José María Almeida y Subtente. Marcos Alarcón con 59 hombres.
8. Segunda compañía de Otavalo, Capitán Antonio Donoso con 80 hombres. Los soldados carchenses en estas compañías ascienden a 224 y 7 oficiales. Empero hubo una segunda compañía de Tulcán, con una media de 77 hombres, por ello, el número de milicianos del Carchi, supera los 300 efectivos para el ataque a la ciudad de Pasto. En efecto, luego de la derrota en Funes, el padre Riofrío informa al Dr. Juan de Dios Morales lo siguiente:
“… El caso es este: el martes a las once de la mañana vino mi amigo don José Landázuri al pueblo de Cumbal. Diónos razón de que estaba resguardado el punto de Puerres, que estaba a su comando… y que en el de Funes habían muerto muchos de los nuestros …”
Por ello, la segunda compañía de Tulcán ocupó bajo el mando del señor Don José María Landázuri y Erazo, el pueblo de Puerres.
Las tropas de Quito, pusieron destacamentos en Funes y en otros puntos: Ascásubi ocupó el Bramadero y Zambrano, Cumbal. Así lo conocemos de la información del Padre Riofrío quien establece que en Imbabura las tropas se incrementaron en 580 plazas, parte de esta tropa iba al mando de los Sargentos Primeros José Vinueza, Javier Zambrano y el centinela del 9 de agosto, José Joaquín Andrade, principales auxiliares en la toma del cuartel el 9 de Agosto y sacrificados al año siguiente. El marqués Sánchez de Orellana informaba a Quito el 9 de septiembre de 1809, que había remitido a Ibarra ciento cincuenta y nueve hombres armados con lanzas… “…y he logrado que marchen tan contentos y entusiasmados que no dudo que exitarán a su caudillo a cualquier brillante empresa.” El Padre Riofrío, verdadero motor de la guerra, en la misma comunicación dice al Ministro Dr. Juan de Dios Morales, con quien sería sacrificado el 2 de Agosto del año siguiente:
“Según las diligencias que llevo practicadas y mis fundadas combinaciones no me queda duda en que dentro de veinte días más o menos estarán subordinadas la provincia y las ciudades de Pasto y Barbacoas”.
El padre Riofrío había hecho en ese territorio, alianzas que no fueron inicialmente descubiertas por los realistas. En oficio de 18 de septiembre de 1809, dirigido al Ministro de Guerra, Dr. Juan de Dios Morales, nuestro benemérito sacerdote dice: “..en Guáitara se hallan bien atrincherados con gavilla de piedras en los puntos aparentes. Todo está explorado por emisarios de mi confianza. El 23 de septiembre de 1809, el Comisionado Manuel Zambrano requirió al Cabildo de Pasto el reconocimiento del Gobierno de Quito, a fin de evitar la contienda armada. El día 25 llegó la respuesta del Cabildo indicando que no podían tomar decisión alguna pues dependían de la Gobernación de Popayán. Como respuesta a la falta de pronunciamiento, ese mismo día se inició la invasión a la parte norte de la Provincia de los Pastos franqueando el río Carchi. El Padre Riofrío informó de esta acción al Dr. Morales. El 30 de septiembre ya se había constituído el nuevo cuartel General en Túquerres. El Crnel. Ascázubi, dispuso que se ocupe la margen sur del río Guáitara, con 463 soldados y siete cañones, es decir una formidable artillería, las piezas estarían bajo la dirección del Capitán José Ipinza y el manejo de tales armas correspondería Mariano Esquivanete. Luego de ocupados muchos pueblos en la jurisdicción de Pasto, se intentó atravesar el río Funes, en cuya cercanía se hallaban los realistas. Allí acamparon algunas compañías quiteñas hasta el día de la batalla que se escenificó el 16 de octubre de 1809, siendo derrotadas, pues la ventajosa artillería no funcionó, al haber defección de los artilleros y tomados por sorpresa los infantes.
El historiador Galo Chacón, nos dice que los mandos quiteños se hallaban carentes de formación militar y experiencia, aserto que corresponde a la realidad, pues debieron concentrar toda la fuerza en un punto y no en más de 10, tremendamente distantes entre sí, como ocurrió. Los partes de guerra realistas señalan: “los quiteños habían repartido su fuerza en varias divisiones, después que ocuparon los pueblos de la provincia de los Pastos pertenecientes al gobierno de Santa Fe…” “…Confiados en sus cañones establecieron una batería en el punto de Tunes ...” (Funes) tal como consta en la carta del gobernador de Popayán -Miguel Tacón- al Virrey de Santa Fe, en la que se conoce que los realistas eran aproximadamente 1400 hombres sobre el paso de Funes, frente a los 200 quiteños.
A decir del gobernador español Miguel Tacón: “En esta victoria que preparó los sucesos del 17 y 19”, refiriéndose a los combates posteriores, son capturados más de 100 prisioneros, entre ellos el comandante de artillería Ipinza y 4 oficiales; 7 cañones, lanzas, caballos, pertrechos y municiones “de boca y guerra” Toda la compañía de Tusa y parte de la del Puntal, cayó prisionera, entre ellos, la heroína Dominga Vinueza. Luego del triunfo Tacón pide refuerzos para “entrar en Quito y pacificarla”. El parte militar de la acción, suscrita por el capitán de la 6ta. Cía. de Milicias Urbanas de Pasto, Miguel Nieto Polo, dirigida al comandante Gregorio Ángulo el 16 de octubre de 1809, día del combate, nos hace estar al tanto de detalles de este hecho histórico poco conocido y que refleja el auténtico carácter independentista de Quito.
El mismo Gerardo León Guerrero Vinueza, en su libro: “Pasto en la Guerra de la Independencia, 1809-1824”, nos dice:
“La batalla de Funes fue el primer enfrentamiento en Hispanoamérica entre las fuerzas que propugnaban la Independencia y las que se fueron perfilando como adictos a la monarquía Española que, en lenguaje de la época eran denominados “realistas” y “defensores de los reales derechos de S.M”. Pasto fue la primera región de la Nueva Granada que sufrió los embates de los gestores de la revolución y desde el comienzo, todos, españoles asentados en Pasto, criollos, clero, e indígenas que integraban la sociedad pastusa condenaron, a través de sus gobernantes instalados en el cabildo, el movimiento revolucionario protagonizado por los quiteños. Desde el principio se mostraron firmes en sus posiciones y listos a “defender los intereses del rey, la religión y la patria” amenazados por los franceses que en esa hora habían invadido España. El cabildo manifestaba: “Quito presentó al mundo un espectáculo de la más negra perfidia…cubriendo su iniquidad con el sacrilegio abuso de la fidelidad a los sagrados nombres de la religión, del rey y de la patria, procurando envolver en su traición, todo este reino…sin vacilar, desterramos y desaprobamos el escandaloso exceso de la Junta de Quito…”
Por su parte otro historiador colombiano, Edgar Bastidas Urresty, señala:
“Esta acción de armas abrió la etapa sangrienta de las guerras de la Independencia en los pueblos de Latinoamérica. La expedición organizada por la Junta Suprema de Quito fracasó lastimosamente por la ineptitud de sus jefes Zambrano y Ascásubi, pues dividieron las tropas en varios grupos, uno de ellos que se dirigió hacia el camino de Barbacoas, presuntamente para cerrar el paso a los pocos realistas de ese cantón y el otro, que siguió con dirección a Pasto, para fragmentarse en partidas que pugnaban por pasar el Guáitara por algún punto favorable. De allí que los 200 hombres que estaban frente a Funes no pudieron resistir la embestida de fuerzas superiores y de un gran espíritu combativo.”
“Pero esta invasión a Pasto constituyó la mejor demostración del espíritu revolucionario que animaba al gran movimiento quiteño del 10 de agosto de 1809, razón muy buena para que esa ciudad reclame el título de “Luz de América”. “… Las tropas de Pasto avanzaron sobre Túquerres e Ipiales y capturaron los restos diseminados de las fuerzas patriotas. El desconcierto se propagó desde Tulcán e Ibarra hasta la misma capital quiteña y fue parte importante en el fracaso que había de culminar con la masacre de los patriotas de Quito el dos de agosto de 1810.”
Para concluir, hemos de indicar, que luego de 2 años de este suceso, Quito tomaría la ciudad de Pasto, temible bastión realista, el 22 de septiembre de 1811, derrotando a los ejércitos del Rey.
Juan Francisco Morales S.
Vinueza murió el 2 de Agosto de 1810 en los calabozos de Quito.